+51 956 441 346
contacto@hatun.app

Ejercicio N° 01

Lesson 1/60 | Tiempo de estudio: 5 Min

La "Patria Nueva" de Leguía significó:


a) La hegemonía del civilismo

b) Un gobierno de prosperidad permanente

c) La prolongación de la aristocracia

d) El fin del predomino de la oligarquía civilista

e) Fue un gobierno nacionalista



Resolución:


La "Patria Nueva" de Leguía, que se refiere al periodo entre 1919 y 1930 durante el cual Augusto Bernardino Leguía y Salcedo gobernó el Perú, representa una etapa crucial en la historia del país. Este periodo, conocido como el Oncenio de Leguía, fue una era de transformaciones significativas en el ámbito político, económico y social. Para entender lo que realmente significó la "Patria Nueva", es necesario analizar el contexto histórico y las características del gobierno de Leguía.

Primero, situémonos en el contexto histórico previo al ascenso de Leguía. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el Perú estaba dominado por la oligarquía civilista, un grupo de élite que controlaba la política y la economía del país. El Partido Civil, fundado por Manuel Pardo en 1871, representaba los intereses de esta élite y promovía una política conservadora y elitista. Sin embargo, el descontento popular crecía debido a la exclusión política y las desigualdades sociales.

Leguía, quien ya había sido presidente de 1908 a 1912, regresó al poder en 1919 mediante un golpe de estado, interrumpiendo el mandato del presidente José Pardo. Este golpe marcó el inicio de su segundo mandato, el cual duraría once años. Leguía llamó a esta nueva era la "Patria Nueva", simbolizando un cambio radical en la dirección del país.

Una de las características más destacadas del Oncenio de Leguía fue el fin del predominio de la oligarquía civilista. Durante su gobierno, Leguía implementó políticas que debilitaron el poder de la oligarquía y promovieron la modernización del Estado. Por ejemplo, reformó la Constitución de 1920, introduciendo cambios significativos como el reconocimiento de los derechos laborales y la creación de instituciones para promover el desarrollo económico y social. Estas reformas significaron un desafío directo al antiguo orden civilista y marcaron el comienzo de una nueva era en la política peruana.

Además, Leguía buscó modernizar el país mediante la inversión en infraestructura. Su gobierno promovió la construcción de carreteras, puentes, escuelas y hospitales, buscando integrar las diversas regiones del país y mejorar la calidad de vida de los peruanos. Esta modernización también incluyó la reforma del sistema educativo, con el objetivo de crear una población más educada y capacitada para enfrentar los desafíos del siglo XX.

En el ámbito económico, Leguía promovió una política de apertura al capital extranjero, especialmente estadounidense, lo que generó un período de relativo auge económico. Sin embargo, esta dependencia del capital extranjero también tuvo sus críticas, ya que algunas voces señalaban que el país se estaba endeudando y comprometiendo su soberanía económica.

A pesar de los esfuerzos de modernización y desarrollo, el gobierno de Leguía también estuvo marcado por la represión y el autoritarismo. Para mantenerse en el poder, Leguía recurrió a la censura de prensa, la persecución de opositores políticos y la manipulación electoral. Este autoritarismo generó descontento y oposición, que finalmente culminó en su derrocamiento en 1930.


En conclusión, la "Patria Nueva" de Leguía significó el fin del predominio de la oligarquía civilista (d). Su gobierno marcó una ruptura con el pasado, introduciendo reformas significativas que modernizaron el país y debilitaron el poder de la antigua élite. Sin embargo, también estuvo caracterizado por un autoritarismo que limitó las libertades políticas y generó oposición. El legado de Leguía es, por tanto, complejo y ambivalente, marcado por tanto por avances en la modernización del país como por una represión política que eventualmente llevó a su caída.