El presidente norteamericano que precipitó la intervención en Cuba y Puerto Rico fue ………………
a) Teodoro Roosevelt
b) Ulysses Grant
c) Woodrow Wilson
d) Howard Taft
e) William McKinley
Resolución:
La respuesta correcta es e) William McKinley.
Para entender el contexto detrás de la intervención de Estados Unidos en Cuba y Puerto Rico, es fundamental explorar el escenario histórico y los factores que llevaron a esta situación.
A finales del siglo XIX, el mundo estaba marcado por una serie de tensiones y rivalidades entre las potencias europeas, un periodo conocido como la Paz Armada. Este término se refiere a la época de relativa tranquilidad entre las grandes guerras europeas, pero caracterizada por una intensa carrera armamentista y alianzas militares estratégicas. Paralelamente, el siglo XIX también fue testigo de importantes cambios culturales y tecnológicos que impactaron la sociedad global.
En América, el panorama era igualmente dinámico. La Guerra de Secesión (1861-1865) había dejado a Estados Unidos en una posición de mayor cohesión nacional y capacidad industrial, lo que permitió a la nación emerger como una potencia en ascenso. Con la doctrina del Destino Manifiesto y una política exterior cada vez más expansiva, Estados Unidos comenzó a mirar hacia el Caribe y América Latina como áreas de interés estratégico.
Cuba, entonces una colonia española, llevaba décadas luchando por su independencia. El movimiento independentista cubano cobró fuerza en la segunda mitad del siglo XIX, con la Guerra de los Diez Años (1868-1878) y la Guerra Chiquita (1879-1880). Sin embargo, fue la Guerra de Independencia Cubana (1895-1898), también conocida como la Guerra Necesaria, la que finalmente atrajo la atención de Estados Unidos.
La situación en Cuba se deterioró rápidamente y el conflicto se volvió más violento. Las atrocidades cometidas por las fuerzas coloniales españolas, como la política de "reconcentración" del general Valeriano Weyler, donde se forzaba a los campesinos a vivir en campos de concentración para cortar el apoyo a los insurgentes, generaron gran indignación internacional, especialmente en Estados Unidos. Los medios de comunicación estadounidenses, liderados por figuras como William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer, utilizaron el "periodismo amarillo" para sensacionalizar y exagerar los informes de atrocidades, alimentando el fervor intervencionista entre el público estadounidense.
En este contexto, el presidente William McKinley, elegido en 1896, enfrentaba una creciente presión política y pública para intervenir en Cuba. McKinley inicialmente buscó una solución diplomática, pero varios eventos precipitaron la decisión de intervenir militarmente. Uno de los más significativos fue la explosión del acorazado USS Maine en el puerto de La Habana en febrero de 1898, un incidente que causó la muerte de 266 marineros estadounidenses. Aunque la causa de la explosión nunca fue completamente determinada, la opinión pública y los medios de comunicación culparon rápidamente a España, intensificando la demanda de acción militar.
El 20 de abril de 1898, bajo la presión del Congreso y la opinión pública, McKinley firmó una resolución conjunta que reconocía la independencia de Cuba y autorizaba el uso de la fuerza para expulsar a España de la isla. Así comenzó la Guerra Hispano-Estadounidense, un conflicto breve pero decisivo que duró solo unos meses. Las fuerzas estadounidenses lograron rápidas victorias en Cuba y también se movilizaron para capturar Puerto Rico, otra colonia española en el Caribe.
El Tratado de París, firmado en diciembre de 1898, puso fin a la guerra y resultó en la cesión de Puerto Rico, Guam y Filipinas a Estados Unidos, mientras que Cuba quedó bajo control estadounidense en un principio, aunque eventualmente se le concedió la independencia formal en 1902.
La intervención de William McKinley en Cuba y Puerto Rico fue un punto de inflexión en la política exterior estadounidense, marcando el comienzo de una era de mayor intervención y expansión imperialista. Este periodo también se enmarca en la cultura y los cambios del siglo XIX, una época de grandes transformaciones que sentaron las bases para el mundo moderno.