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Ejercicio N° 02

Lesson 2/60 | Tiempo de estudio: 3 Min

Enrique IV, rey de Francia, fue muy destacado en sus actos de gobierno, pero sobresalió en:

a) Iniciar las guerras de Italia
b) Pedir perdón a España
c) Concluir las guerras feudales
d) Renovar el catolicismo francés
e) Poner fin a las guerras de religión en Francia

Resolución:

Para comprender la importancia de Enrique IV, rey de Francia, y su papel en la historia, es esencial situarnos en el contexto del siglo XVI, una época marcada por intensas luchas religiosas y políticas en Europa. Enrique IV, también conocido como Enrique de Navarra, fue una figura crucial en el desarrollo de las Monarquías Modernas debido a su capacidad para poner fin a las devastadoras guerras de religión que asolaban Francia.

Enrique IV nació en 1553 en Pau, Navarra, en una época de gran agitación. Francia estaba sumida en las Guerras de Religión, una serie de conflictos entre católicos y protestantes hugonotes que desangraron al país durante más de tres décadas. Enrique era protestante y líder de los hugonotes, lo que le situaba en una posición complicada en un país predominantemente católico.

La respuesta correcta a la pregunta planteada es la opción e) Poner fin a las guerras de religión en Francia. Esta afirmación encapsula uno de los logros más significativos de Enrique IV y su impacto duradero en la historia francesa y europea.

Enrique IV ascendió al trono en 1589, tras la muerte de Enrique III, el último rey de la dinastía Valois. Sin embargo, su acceso al trono no fue sencillo, ya que enfrentó una feroz oposición de la Liga Católica, que no aceptaba a un rey protestante. Durante varios años, Enrique luchó por consolidar su poder, enfrentándose tanto a enemigos internos como a presiones externas.

Uno de los momentos más emblemáticos de su reinado fue su conversión al catolicismo en 1593. Se dice que pronunció la famosa frase "París bien vale una misa" al justificar su decisión, lo que demuestra su pragmatismo político. Esta conversión le permitió ganar el apoyo de la mayoría católica y facilitar su entrada en París en 1594, consolidando así su autoridad.

Sin embargo, el logro más destacado de Enrique IV fue la promulgación del Edicto de Nantes en 1598. Este edicto fue una medida revolucionaria para su tiempo, ya que otorgaba a los hugonotes una serie de derechos civiles y religiosos, permitiéndoles practicar su fe en ciertas regiones y otorgándoles libertades políticas. Aunque no puso fin de manera absoluta a las tensiones religiosas, el Edicto de Nantes fue un paso crucial hacia la pacificación de Francia y la creación de un estado más unificado y tolerante.

Además de sus esfuerzos por la paz religiosa, Enrique IV también implementó una serie de reformas administrativas y económicas que fortalecieron la monarquía y sentaron las bases para el desarrollo de un estado moderno. Con la ayuda de su ministro Maximilien de Béthune, duque de Sully, Enrique promovió la agricultura, mejoró la infraestructura y reorganizó las finanzas del reino. Estas medidas contribuyeron a la recuperación económica de Francia después de años de guerra y caos.

Enrique IV fue asesinado en 1610 por un fanático católico, François Ravaillac, pero su legado perduró. Su reinado marcó el inicio de una nueva era en la historia francesa, caracterizada por la centralización del poder y el fortalecimiento de la monarquía. Enrique IV no solo puso fin a las guerras de religión, sino que también sentó las bases para el absolutismo que alcanzaría su apogeo con Luis XIV, el Rey Sol.

En resumen, Enrique IV sobresalió en poner fin a las guerras de religión en Francia, un logro monumental en la historia europea. Su capacidad para negociar, comprometerse y adoptar medidas pragmáticas permitió a Francia salir de un periodo de devastación y entrar en una era de relativa paz y prosperidad. Este logro no solo consolidó su lugar en la historia, sino que también demostró el poder de la tolerancia y la diplomacia en la construcción de estados modernos.