De las persecuciones contra los cristianos, la más sangrienta y despiadada, ¿Qué emperador ordenó su realización?
a) Augusto
b) Tiberio
c) Trajano
d) Heliogábalo
e) Diocleciano
Resolución:
La persecución más sangrienta y despiadada contra los cristianos en la historia del Imperio Romano fue ordenada por el emperador Diocleciano. Para entender el contexto de esta persecución, es necesario repasar algunos aspectos clave de la historia de Roma y la situación del cristianismo en ese momento.
Diocleciano fue emperador desde el año 284 hasta el 305 d.C. Durante su reinado, él implementó una serie de reformas administrativas, militares y económicas con el fin de estabilizar y fortalecer el imperio, que había estado sufriendo crisis internas y externas. Diocleciano es conocido por haber instaurado la Tetrarquía, un sistema de gobierno que dividía el imperio en cuatro partes, cada una gobernada por un líder diferente, con el objetivo de mejorar la administración y la defensa del vasto territorio romano.
En cuanto al cristianismo, esta religión había comenzado a expandirse significativamente a lo largo del imperio desde el siglo I d.C. A pesar de su crecimiento, el cristianismo seguía siendo visto con recelo y desconfianza por parte de las autoridades romanas y muchos ciudadanos. Los cristianos se negaban a participar en el culto a los dioses romanos y al emperador, lo cual era interpretado como una amenaza a la cohesión social y a la misma estabilidad del Estado romano.
La "Gran Persecución", como se le conoce, comenzó en el año 303 d.C. y fue la última y más severa persecución de los cristianos en el Imperio Romano. Diocleciano, influenciado por su correinante Galerio, quien era un ferviente opositor del cristianismo, decretó una serie de edictos que buscaban erradicar la religión cristiana. Entre estos edictos se ordenaba la destrucción de iglesias, la quema de libros sagrados cristianos, y se prohibía a los cristianos reunirse para el culto. Además, los cristianos fueron objeto de arrestos masivos, torturas y ejecuciones si no renunciaban a su fe.
Uno de los eventos más representativos de esta persecución fue la orden de Diocleciano de quemar la iglesia de Nicomedia el 23 de febrero de 303 d.C., lo que marcó el inicio de una campaña sistemática contra los cristianos en todo el imperio. La persecución se intensificó en las provincias orientales, donde Galerio tenía mayor influencia. Los cristianos fueron obligados a ofrecer sacrificios a los dioses romanos bajo amenaza de muerte, y muchos optaron por el martirio antes que renegar de su fe.
Aunque la persecución fue brutal, no logró su objetivo de erradicar el cristianismo. De hecho, la fe cristiana se mantuvo y continuó creciendo, en parte debido al testimonio de los mártires, que inspiraban a más personas a seguir su ejemplo. La persecución finalmente cesó con la abdicación de Diocleciano en 305 d.C. y el ascenso de Constantino al poder, quien eventualmente legalizaría el cristianismo y pondría fin a las persecuciones con el Edicto de Milán en 313 d.C.
En resumen, la más sangrienta y despiadada persecución contra los cristianos fue ordenada por el emperador Diocleciano. Sus intentos de eliminar el cristianismo a través de una serie de edictos y medidas represivas resultaron en un periodo de gran sufrimiento para los cristianos, pero no lograron destruir la fe cristiana, que continuó expandiéndose y eventualmente se convirtió en la religión dominante del Imperio Romano.