El proceso de transformación de la energía del estímulo en impulso nervioso. Aquella propiedad le corresponde a:
a) Los receptores
b) La excitación
c) La transducción
d) La adaptación sensorial
e) Un estímulo
Resolución:
El proceso de transformar la energía de un estímulo en un impulso nervioso es un concepto fundamental en la psicología y la neurociencia, y se refiere al mecanismo mediante el cual nuestro sistema sensorial convierte diferentes tipos de energía del entorno en señales que el cerebro puede interpretar. Este proceso es conocido como transducción. Así que, la respuesta correcta al ejercicio es la opción (c) La transducción.
Para entender mejor este proceso, es importante conocer cómo funciona nuestro sistema sensorial. Los humanos, al igual que muchos otros organismos, tienen sistemas complejos que les permiten percibir el mundo que les rodea. Este sistema sensorial está compuesto por diferentes tipos de receptores sensoriales que son especializados para captar distintos tipos de estímulos del medio ambiente, como la luz, el sonido, la temperatura, el sabor, el olor y la presión.
El primer paso en la percepción sensorial es que un estímulo del entorno (por ejemplo, la luz que entra en el ojo) interactúa con un receptor sensorial. Estos receptores están ubicados en los órganos sensoriales, como los ojos, los oídos, la piel, la lengua y la nariz. Cada tipo de receptor es sensible a un tipo específico de energía. Por ejemplo, los receptores en los ojos son sensibles a la luz, mientras que los receptores en los oídos son sensibles a las ondas sonoras.
Cuando un receptor sensorial detecta un estímulo, inicia el proceso de transducción. Durante la transducción, el receptor convierte la energía del estímulo en un impulso nervioso. Por ejemplo, en el caso de la visión, los fotorreceptores en la retina convierten la energía lumínica en señales eléctricas. Este proceso es esencial porque el cerebro no puede interpretar directamente las diferentes formas de energía del entorno; necesita que se conviertan en señales eléctricas que puedan viajar a través del sistema nervioso.
Una vez que el estímulo ha sido transducido en un impulso nervioso, este impulso viaja a través de las neuronas hacia el cerebro, donde se procesa e interpreta. Esta interpretación permite que el organismo responda adecuadamente al estímulo. Por ejemplo, al ver una pelota que se acerca rápidamente, el cerebro procesa esta información y puede desencadenar una respuesta motora, como mover los brazos para atraparla o esquivarla.
Además de la transducción, el sistema sensorial también posee otras propiedades importantes. La adaptación sensorial, por ejemplo, es el fenómeno por el cual nuestros receptores sensoriales se vuelven menos sensibles a un estímulo constante y no cambiante con el tiempo. Esto permite que podamos ignorar estímulos irrelevantes y concentrarnos en cambios importantes en nuestro entorno.
En conclusión, el proceso de transducción es una parte crucial de cómo percibimos e interactuamos con el mundo. Sin la capacidad de transducir diferentes formas de energía en señales que nuestro cerebro pueda procesar, no podríamos experimentar el entorno de manera consciente. Esta habilidad es una de las maravillas del sistema sensorial humano, permitiéndonos navegar y responder al mundo que nos rodea.