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Ejercicio N° 01

Lesson 1/59 | Tiempo de estudio: 3 Min

Los ……………… derrotaron al emperador romano Valente en la batalla de Adrianópolis (378).

a) Tervingios
b) Francos
c) Visigodos
d) Hunos
e) Bizantinos

Resolución:

La respuesta correcta es la c) Visigodos.

Para entender completamente este evento crucial en la historia, necesitamos retroceder un poco y situarnos en el contexto más amplio del Imperio Romano durante el siglo IV. En este período, el Imperio Romano estaba dividido en dos partes: el Imperio Romano de Occidente y el Imperio Romano de Oriente, también conocido como el Imperio Bizantino. Esta división administrativa se formalizó bajo el gobierno del emperador Diocleciano a finales del siglo III, como una medida para gestionar mejor el vasto territorio y sus problemas internos y externos.

Los visigodos eran una rama de los pueblos godos, un grupo germánico que habitaba en las regiones del este de Europa. Originalmente, los godos se habían separado en dos grupos principales: los ostrogodos y los visigodos. Los visigodos, en particular, comenzaron a moverse hacia el oeste bajo la presión de los hunos, un pueblo nómada que invadía desde las estepas de Asia Central.

En 376, un gran número de visigodos, liderados por su rey Fritigerno, se acercaron a las fronteras del Imperio Romano de Oriente, buscando refugio de las invasiones hunas. El emperador Valente, quien gobernaba la parte oriental del imperio, permitió que los visigodos cruzaran el río Danubio y se asentaran en las tierras romanas, con la esperanza de que estos nuevos colonos se convirtieran en aliados útiles y soldados para el ejército romano.

Sin embargo, las cosas no salieron como Valente había planeado. Los oficiales romanos encargados de la reasentación de los visigodos abusaron de ellos, exigiendo altos tributos y negándoles alimentos y suministros. Esta explotación y el maltrato provocaron un levantamiento de los visigodos en 377, quienes comenzaron a saquear las provincias romanas en el área.

La situación llegó a un punto crítico en 378, cuando el emperador Valente decidió enfrentar a los visigodos en una batalla decisiva. Valente marchó con su ejército desde Constantinopla para encontrarse con los visigodos cerca de la ciudad de Adrianópolis (actual Edirne, en Turquía). La batalla tuvo lugar el 9 de agosto de 378 y resultó ser una de las más desastrosas derrotas para el Imperio Romano.

Los romanos subestimaron la fuerza y la habilidad militar de los visigodos. Además, Valente no esperó la llegada de las fuerzas de apoyo comandadas por el emperador Graciano, quien gobernaba el Imperio Romano de Occidente. La impaciencia y la mala planificación llevaron a Valente a enfrentarse a los visigodos con un ejército insuficiente y mal preparado.

Durante la batalla, los visigodos, utilizando tácticas de emboscada y aprovechando su caballería pesada, lograron rodear y destruir gran parte del ejército romano. El propio emperador Valente murió en la batalla, y su cuerpo nunca fue recuperado. Esta derrota no solo mostró la vulnerabilidad del imperio, sino que también marcó un punto de inflexión en la historia romana, ya que nunca más el Imperio Romano de Oriente sería capaz de mantener una frontera estable y segura en esa región.

La Batalla de Adrianópolis tuvo consecuencias de largo alcance. Mostró a otros pueblos bárbaros que el Imperio Romano no era invencible, lo que incentivó futuras invasiones y migraciones hacia las tierras romanas. Además, esta derrota precipitó cambios en la estructura militar y administrativa del imperio, y es vista por muchos historiadores como el comienzo del fin del Imperio Romano de Occidente, que finalmente caerá en el año 476.

En resumen, la victoria de los visigodos en la Batalla de Adrianópolis fue un evento trascendental que alteró el curso de la historia europea, subrayando la fragilidad del Imperio Romano y abriendo la puerta a una nueva era de migraciones e invasiones bárbaras.